Con medio mundo en vilo, el pasado 24 de febrero, ocurrió lo que todos temíamos: el ejército ruso comenzaba su invasión a Ucrania sin ningún miramiento y con un Vladimir Putin completamente irracional. Hoy, dos días después, los soldados rusos ya han llegado a la capital ucraniana, Kiev, y han posicionado puestos de control por todo el país. Los ciudadanos ucranianos se resguardan en estaciones de metro y refugios subterráneos construidos durante la Segunda Guerra Mundial mientras esperan el final de esta guerra que, teniendo en cuenta la enorme diferencia de magnitud entre ambos ejércitos y la falta de ayuda internacional directa a Ucrania, parece acabará pronto.
Aún no se tienen cifras exactas de la cantidad de soldados abatidos en ambos bandos.
La guerra ha sobrecogido a toda Europa (y el mundo). Y es que es la primera vez que un conflicto bélico que toca tan de cerca al continente europeo es retransmitido en directo por los medios de comunicación internacionales y por los propios ciudadanos a través de la redes sociales. Es impresionante el trabajo de campo que los periodistas de todo el mundo están haciendo en Ucrania, pero más impresionante aún es ver a los propios soldados grabar
tiktoks y publicar fotos en Instagram en plena faena. Los impactantes vídeos de aviones y helicópteros militares bombardeando las ciudades ucranianas mientras los sistemas antiaéreos tratan de impedirlo; de tanques rusos apisonando automóviles en los que viajan civiles ucranianos; y de soldados y civiles siendo entrevistados en plena calle mientras se escuchan misiles impactar a lo lejos; no dejan indiferente a nadie, posicionando la opinión pública de todo un continente en un claro: "no a la guerra".
Por su parte, la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) ya se ha posicionado contraria a inmiscuirse en la guerra, por lo que, si bien los distintos países aliados están suministrando equipo bélico y recursos materiales a Ucrania, ningún soldado aliado ha puesto un pie en el país, acto que, con toda seguridad, provocaría una Tercera Guerra Mundial. Y el término "Guerra Mundial" invoca casi instantáneamente en nuestros cerebros dos palabras: "bomba nuclear".
Uno niño juega junto a un edificio residencial alcanzado por una bomba a las afueras de Kiev.
Como todos bien conocemos, el armamento nuclear es infinitamente más destructivo que el convencional. Pero lo que es más escalofriante aún es que el recuerdo que tenemos de las bombas Little boy y Fat man, aquellas que arrasaron las ciudades de Hiroshima y Nagasaki y pusieron fin a la Segunda Guerra Mundial, es apenas comparable con la destrucción que podría causar una bomba atómica moderna. Para hacernos a la idea, Little boy contaba con una capacidad destructiva de 15 kilotones. El misil RS-28 Sarmat ruso, un misil intercontinental que viaja a 20 veces la velocidad del sonido, tiene una capacidad destructiva de 50 megatones, es decir, es tres mil veces más potente.
Este incremento de la potencia del armamento nuclear se produce gracias a los avances en física a mediados del siglo XX, en plena Guerra Fría, cuando el físico húngaro-estadounidense Edward Teller estudia la posibilidad de alcanzar, mediante una explosión de fisión nuclear (ruptura de átomos de uranio y plutonio), la temperatura crítica necesaria para iniciar un proceso de fusión nuclear (unión de átomos de hidrógeno) en una bomba. Estas nuevas bombas de fusión nuclear, también conocidas como bombas de hidrógeno (bombas H) o bombas termonucleares -aunque reciban ese nombre el proceso físico que causa la explosión es un 25% fusión y un 75% fisión-, liberan una cantidad de energía mucho mayor que las bombas atómicas primigenias, por lo que suponen una amenaza nunca antes vista para la integridad de países enteros. A día de hoy, son varios los países del mundo que cuentan con bombas termonucleares que, de lanzarse en tierra, cambiarían para siempre la Historia de la humanidad.

A principios de la Guerra Fría, EEUU prueba su armamento nuclear en el Atolón de Bikini.
Volviendo a lo que nos compete, muchos se preguntan hasta qué punto la OTAN esta actuando para frenar las agresiones de Rusia a su país vecino. Las acciones de un Putin ya en sus últimos años de vida, delirante, de actitud autoritaria y narcisista y con aspiraciones de pasar a la Historia en un intento de recuperar la esencia de la Unión Soviética, no parecen tener límites. La última amenaza del mandatario ruso fue lanzada ayer a Finlandia y Suecia:
"su adhesión a la OTAN tendría graves consecuencias", generando nuevamente incertidumbre en toda Europa y especialmente en dos países que poco tienen que ver (idológica y políticamente hablando) con Rusia. Las sanciones económicas impuestas por los aliados, que golpearán a la economía rusa durante los próximos años, parecen no frenar a Putin, que probablemente se sienta seguro sabiendo que Rusia es el principal proveedor de gas a Europa (dependemos eléctricamente de Rusia) y que es respaldado por la que se va a convertir (si no lo ha hecho ya) en la primera potencia mundial: China.
Que la OTAN se enfrente directamente a Rusia por el bien de Ucrania parece ser un error, pues es obvio que un conflicto entre Rusia (junto con sus aliados) y la OTAN tendría unas repercusiones inimaginables. Además, a estas alturas de la evolución tecnológica no solo tendríamos que hablar de la destrucción que pudiera causar el armamento nuclear y la guerra bélica en sí, sino también los ataques cibernéticos, que podrían dejar incomunicado a todo un país. No obstante, con la reciente amenaza a Suecia y Finlandia, parece que un conflicto a la altura de una Tercera Guerra Mundial no es descartable, pues dejar que Rusia invada alegremente países europeos no parece tampoco ser una opción.
Espero que les haya gustado esta entrada de un tema un poco menos científico y más político, pero que en las circunstancias en la que nos encontramos debía ser tratado. Como siempre, no duden en dejar su comentario. Nos vemos en una quincena :)
Wow, conocer la posibilidad de una Tercera Guerra Mundial resulta escalofriante cuanto menos, sin duda. No solo son increíblemente preocupantes los daños que está provocando el conflicto actual a la civilización ucraniana, sino también las posibles detonaciones de potentes bombas nucleares tanto por parte de países que hasta ahora se han mantenido al margen como del bando ruso. Aprovecho para comentar que me ha gustado mucho tu entrada y lo fácil que es de entender, a pesar de tratar un hecho tan complejo como este.
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ResponderEliminarEs difícil de imaginar que en pleno siglo XXI estemos ante una posible tercera guerra mundial, la situación es realmente preocupante. Una fantástica entrada, esperemos que no tengamos que hablar más de este tema.
ResponderEliminarNo creo que una III Guerra Mundial suceda y me gusta pensar así pues, de lo contrario, con los avances actuales en armamento nuclear, la destrucción sería total. Muy buena entrada, saludos internauta!
ResponderEliminarEl tema que tratas es muy complejo, se me hace difícil pensar en que podría haber una III Guerra Mundial a día de hoy, pero siempre cabe la posibilidad. Es muy triste lo que está ocurriendo en Ucrania y tiene difícil solución, porque si más países cooperan también podrían salir perjudicados y crear así la guerra a nivel mundial.
ResponderEliminarExcelente entrada muchas gracias por toda la información que nos aportas!!